domingo, 17 de septiembre de 2017

TEMA 0. ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN Y FUNCIONES DEL LENGUAJE.




TEMA 0. ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN Y FUNCIONES DEL LENGUAJE
LA COMUNICACIÓN
Llamamos comunicación a un acto mediante el cual una persona establece contacto con otra u otras para transmitir un mensaje, una información.
La finalidad de un acto comunicativo puede ser transmitir una información, influir en los demás, expresar los estados de ánimo, realizar actos…
En todo acto comunicativo intervienen los llamados factores de la comunicación:
-mensaje: es la información elaborada que se transmite de un punto a otro.
-emisor: es quien elabora, codifica y transmite el mensaje. Puede ser un individuo, un grupo de personas o una institución y se caracteriza por tener una intención comunicativa (tienen voluntad de transmitir una información y persigue con ello una finalidad).
-receptor: es quien recibe, descodifica e interpreta el mensaje.
-canal: es el soporte físico del mensaje, que incluye tanto el medio a través del cual circula el mensaje desde el emisor al receptor, como los sentidos mediante los que se lleva a cano la emisión y la recepción. Hay canales naturales como el aire, canales artificiales como un libro, un cable o una pintura. Hablamos también de canal visual (prensa, vallas publicitarias), auditivo (radio) o audiovisual (televisión, internet).
Emisor y receptor se ponen en contacto a través del canal.
-código: ha de ser compartido por el emisor y el receptor para que la comunicación se produzca. Es un conjunto de signos relacionados entre sí y de reglas para combinarlos. Los códigos pueden ser muy simples (por ejemplo, en el circo romano la mano cerrada con el pulgar hacia arriba o hacia abajo) o muy complejos, como las lenguas naturales (español, chino, árabe, etc). Otros códigos diferentes son, por ejemplo, el de circulación, el código Morse, el método Braille.
-contexto o situación: está constituido por todas las circunstancias en que se produce un acto comunicativo y que pueden hacer variar la significación del mensaje.
-referente: conviene diferenciar varios conceptos: imaginemos que dos amigos se encuentran en la calle; uno de ellos va acompañado de su novia, a la cual presenta diciendo: Mi novia. Elisa. Pues bien, no hay que confundir el referente (elemento de la realidad sobre el cual se da la información), es decir, la chica llamada Elisa; el mensaje o cadena de signos lingüísticos, organizados mediante una serie de reglas, que el chico hace llegar a su amigo (las palabras Mi novia, Elisa); y la información, es decir, los dos hechos que el amigo no conocía: que esa chica es la novia de su amigo y que su nombre es Elisa.



FUNCIONES DEL LENGUAJE
Las funciones del lenguaje relacionan la finalidad del acto comunicativo con los elementos que intervienen en él.
A cada uno de los componentes le corresponde una función:

referente referencial
emisor expresiva
receptor apelativa o conativa
código metalingüística
canal fática o de contacto
mensaje poética
En un mensaje, en un texto, pueden coexistir todas o la mayoría de las funciones pero en distinto grado. La estructura lingüística de los mensajes depende en gran parte de la función predominante con que la lengua ha sido empleada en cada uno de ellos.

1. Función referencial (representativa o cognitiva)
Es la función básica de toda comunicación. En ella el emisor pretende fundamentalmente transmitir información sobre los objetos o hechos , es decir, sobre la realidad. El elemento comunicativo que predomina es el contexto extralingüístico o situación y, en concreto, el referente. Es la función predominante en los textos expositivos y en el uso de la lengua en los textos científicos y técnicos. Los recursos lingüísticos que revelan la presencia de esta función en los textos son:
-uso de la tercera persona en verbos (canta), determinantes (su) y pronombres (le, él).
-modo indicativo.
-punto de vista objetivo.
-oraciones enunciativas.
-léxico denotativo.
-uso de adjetivos especificativos.
-uso de oraciones impersonales y pasivas reflejas.
Todas las partículas elementales (p.e.) son objetos de masas y dimensiones extremadamente pequeñas. La mayor parte de las partículas tienen masas del orden de la masa del protón, igual a 1,6.10-24 g. (entre las partículas con masa no nula, resulta bastante menor sólo la masa del electrón: 0,9.10-27 g.).  Las dimensiones del protón, pion y otros hadrones son del orden de 10-13  cm. y las del electrón y el muon no se han determinado, pero son menores que 10-16  cm. Las masas y las dimensiones microscópicas de las p.e. ocasionan la específica forma cuántica de su comportamiento. Las longitudes de De Broglie de las p.e., por lo general, son comparables o mayores que sus dimensiones típicas. De acuerdo con esto las regularidades cuánticas son determinantes en la conducta de las p.e.

M. Projórov, dir., Diccionario enciclopédico de la Física, Ed. Mir, 1996.


2. Función expresiva (o emotiva).
La información se centra en el emisor, quien exterioriza sus pensamientos, emociones y estados de ánimo. Esta función es frecuente en los textos literarios, sobre todo los de carácter lírico, los textos argumentativos y, en general, en el habla coloquial. Los recursos lingüísticos que revelan la presencia de esta función en los textos son:
-uso de la primera persona en verbos (quiero), determinantes (mi) o pronombres (yo, me).
-verbos de deseo o sentimiento (querer, amar, odiar, desear, etc).
-modo subjuntivo.
-punto de vista subjetivo.
-oraciones exclamativas, desiderativas e interrogaciones retóricas.
-léxico connotativo.
-uso de adjetivos valorativos (feo, bonito, maravilloso).
-uso de sufijos apreciativos: aumentativos (cuerpazo), diminutivos (chiquillo) o despectivos (casucha).
-uso de prefijos (requetebueno) y sufijos (malísimo) superlativos.
-interjecciones: ay, oh.
El patio es estrecho. Se codean demasiado los enfermos, simulando a veces la existencia de un bendito sentimiento que rarísima vez habita en los manicomios: la amistad. Aquello parece a veces una Bolsa de contratación de manías. Hay demanda y oferta de desatinos. Se miran sin verse. Cada cual está bastante ocupado consigo mismo para cuidarse de los demás. El egoísmo ha llegado aquí a su grado máximo. Los imbéciles yacen por el suelo. Parece que están pastando. Algunos exaltados cantan en un rincón. Hay grupos que se forman y se deshacen, porque si no amistad, hay allí misteriosas simpatías o antipatías que en un momento nacen o mueren.
Dos loqueros graves, membrudos, aburridos de su oficio, se pasean atentos como polizontes que espían el crimen. Son los inquisidores del disparate. No hay compasión en sus rostros, ni blandura en sus manos, ni caridad en sus almas. De cuantos funcionarios ha podido inventar la tutela del Estado, ninguno es tan antipático como el domador de locos. Carcelero-enfermero es una máquina muscular que ha de constreñir en sus brazos de hierro al rebelde y al furioso; tutea a los enfermos, los da de comer sin cariño, los acogota si es menester, vive siempre prevenido contra los ataques, carga como costales a los imbéciles, viste a los impedidos; sería un santo si no fuera un bruto. El día en que la ley haga desaparecer al verdugo, será un día grande si al mismo tiempo la caridad hace desaparecer al loquero.
Benito Pérez Galdós, La desheredada.

3. Función apelativa (o conativa).
La atención se centra en el receptor, al cual se dirige el hablante para provocar en él algún tipo de respuesta, sea o no verbal (por ejemplo: ¿Cuándo vuelves?:el emisor pretende una respuesta verbal); ¡Eh, Fernando! Ven aquí: el emisor pretende que el receptor le preste atención y realice una acción).  Muchas veces los mecanismos propios de la función expresiva pueden usarse con sentido apelativo para influir en el receptor. Esta función es habitual es los textos argumentativos y en los propagandísticos, tanto doctrinales como publicitarios. Los recursos lingüísticos que revelan la presencia de esta función en los textos son:
-uso de la segunda persona en verbos (tienes), determinantes (tus) o pronombres (tú, vosotros, usted).
-uso del llamado plural sociativo. En una oración como Nosotros, los españoles, estamos hartos de la corrupción, el emisor busca la adhesión del receptor, es decir, que éste se identifique con él.
-modo imperativo.
-perífrasis obligativas (tienes que estudiar más) y expresiones con valor imperativo (a + infinitivo A comer).
-oraciones interrogativas (¿Vienes al cine?), exclamativas y exhortativas (¡Cállase!)
-vocativos:  Ana, ven aquí inmediatamente.
-interjecciones: Venga, ánimo, eh.
¿Suprimir la telebasura?¿Sólo suprimirla? Eso es poco. Habría que extirparla, erradicarla, demolerla, fulminarla, destruirla, aniquilarla, arrancarla y , si me paran, hasta regurgitarla y defecarla. Delenda est telebasura. Arranquémosla de cuajo hasta los cimientos, prendamos fuego a sus techos y paredes y , finalmente, arrojemos sal sobre sus humeantes y calcinados restos para que jamás vuelva a surgir vida entre esos repugnantes despojos.
 Lamentablemente, estamos en una democracia (confío en que se capte la ironía de ese “lamentablemente”) y resulta imposible la adopción de medidas tan expeditivas como necesarias, cual pudiera ser el envío de la división acorazada Brunete para que laminara algunos platós de televisión. Por la misma razón, tampoco el Gobierno tiene las herramientas apropiadas para acabar con este peligroso fenómeno. Las sociedades capitalistas no ven con buenos ojos que se coarte a golpe de decreto ley el inalienable derecho de una prensa a ofrecer porquería a sus clientes.
Hay, pues, que encontrar otros métodos para eliminar esta repugnante marea que surge de las pantallas. El primero, sin duda, es el de la educación. Una persona educada y con cierto criterio puede enredarse ocasionalmente en alguna de estas apestosas algas, pero jamás quedará atrapada en ellas. Por el contrario, hay que convenir que existen muchas posibilidades de que los jóvenes que hoy berrean en el estudio de Crónicas Marcianas, mañana sigan haciéndolo. Cuantas más personas inteligentes y rectamente formadas haya, menos telebasura habrá. Cuanta más telebasura haya, más pobres de espíritu surgirán.(...)
Un estercolero que deforma las mentes, Javier Lorenzo.

4. Función fática o de contacto.
Esta función caracteriza los mensajes en los que la atención se centra en el canal comunicativo. Tales mensajes tratan de iniciar, mantener o interrumpir una comunicación, la cual se convierte en el auténtico referente. Es propia de la lengua oral, aunque en la escrita se manifiesta a través del uso de los puntos suspensivos. Son recursos propios de esta función ciertas frases hechas y fórmulas socialmente tipificadas para iniciar, mantener, interrumpir o concluir la conversación como ¿qué tal?, ¿cómo estamos?, buenos días, adiós; las muletillas como ¿eh?, esto…, ¿verdad?, ¿no?.
Ejemplos:
-Uno, dos… Uno, dos… Probando, probando…
-Grupo Uno a Base… ¿Me oís? –Aquí Base. Te oímos. Cambio.
-¿Diga? Sí…, sí… ya… Vale, adiós.

5. Función metalingüística.
El lenguaje tiene como referente la propia lengua. La información se centra en el código lingüístico. Son ejemplos de uso metalingüístico del lenguaje los diccionarios, las gramáticas, las definiciones en cualquier ciencia.
Ejemplos:
-El pretérito imperfecto del verbo decir es decía.
-Vendimiar significa recoger uva.
6. Función poética o estética.
El mensaje llama la atención sobre sí mismo, sobre la forma en que está construido. Las figuras estilísticas o retóricas son recursos lingüísticos que sirven para realizar la función poética en los textos. Aunque es característica de los textos literarios y poéticos, también aparece en los textos publicitarios, en textos periodísticos, fundamentalmente en géneros de opinión, e incluso en el uso coloquial de la lengua.
Ejemplos:
-En abril, aguas mil.
-A mí plin, yo duermo con Pikolín.
-Verde que te quiero verde / verde viento, verdes ramas / el barco sobre la mar / y el caballo en la montaña.
NOTA: para repasar las figuras literarias os he elaborado una lista que contiene las más importantes, con ejemplos. También incluye un repaso de la métrica.

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