miércoles, 18 de octubre de 2017

TEMA 2. LA NARRACIÓN.


TEMA 2. LA NARRACIÓN.

(NOTA: en vuestro libro corresponde a las páginas 47, 48 y 49).

Definición: narrar es contar de manera secuenciada una serie de acciones realizadas por unos personajes en un lugar a lo largo de un tiempo determinado. Estas acciones, al igual que los personajes que las realizan y el lugar donde se encuentran pueden ser reales o inventadas. Lo que pretende el autor de un relato es que quien lo escucha o lee pueda ver con su imaginación los sucesos que le está contando.
Nuestras comunicaciones cotidianas están llenas de narraciones: charlando con un  amigo le contamos qué es lo que hicimos el fin de semana; si vamos al cine, asistimos a una narración de hechos; en el periódico, los periodistas nos narran en cada noticia un suceso; al contar un chiste, estamos reproduciendo un texto narrativo que alguien nos contó antes…

Tipos de narración

-Literarias: cuentan hechos imaginarios de forma subjetiva, con la finalidad de entretener y con un lenguaje estéticamente elaborado (un cuento, una novela, una leyenda, etc.).
-No literarias o informativas: cuenta hechos o procesos reales de forma objetiva y ordenada. Utiliza un lenguaje claro, preciso y en ocasiones con tecnicismos, con la finalidad de informar o enseñar. Las noticias y reportajes periodísticos, los ensayos históricos, las informes científicos o las sentencias judiciales, por ejemplo, pertenecen a las narraciones no literarias.


Elementos de la narración

Lee con atención el siguiente texto:

San francisco encuentra a un pobre leproso y le da una limosna; luego se va.
Reflexiona, sin embargo, vuelve y lo besa en las llagas diciéndole: “¡Hermano!”. El pobre se lo agradece con una sonrisa luminosa. El caballero vuelve a montar en su caballo y reinicia su marcha con el corazón aliviado.
Poco después se vuelve para saludar con la mano al leproso; éste ya no está. En su lugar ha florecido una rosa.
Maria Bonazzi y Umberto Eco: I pampini bugiardi.

Podrás apreciar que en el se aprecian los siguientes elementos:

-personajes: San Francisco y el leproso.
-acciones que realiza cada uno: San Francisco le da una limosna al leproso, se vuelve para besarle las llagas, se marcha nuevamente y se vuelve para saludarle con la mano; por su parte, el leproso sólo sonríe al caballero y después desaparece.
-tiempo: las acciones que realizan los personajes no suceden todas a la vez sino que transcurre tiempo, mucho o poco, entre la primera y la última. En el texto el tiempo transcurrido puede ser de unos minutos: el autor no lo especifica, sólo sabemos que las acciones suceden una inmediatamente después de la anterior (le da una pequeña limosna, luego se va) o con un pequeño lapso entre ellas (Poco después se vuelve).
-espacio: los hechos ocurren siempre en un lugar. Los personajes pueden moverse, con lo que el espacio cambia. En este cuento no hay referencias explícitas al espacio narrativo, pero éste existe: el mendigo se encuentra siempre en el mismo lugar y San Francisco se acerca y se aleja de él por dos veces. Hay un espacio, pero no se dice cómo es.
-narrador: contempla los hechos y los cuenta de forma ordenada; a veces incluso comenta y juzga lo que ocurre. En este cuento no tiene  ningún nombre, no sabemos quién es, pero notamos su presencia: es ese alguien que sabe lo que sucedió, que considera luminosa la mirada del mendigo y que conoce lo que sentía el corazón de San Francisco.


1. Los personajes

Son los que realizan las acciones que relata el narrador. Hay distintos tipos de personajes:

-protagonista: lo que hace, o lo que le sucede, es lo que centra el interés del narrador. En muchos relatos se trata de alguien que pretende conseguir alguna cosa o resolver algún problema; entonces puede aparecer también otro personaje:
-el antagonista, que es el personaje que se opone a las acciones del protagonista e intenta que no consiga su propósito.
-secundarios: los demás personajes que intervengan en la historia acompañando a los anteriores y participando en la acción son los personajes secundarios.

El protagonista puede ser individual, como Lazarillo de Tormes, o colectivo, como la ciudad de Vetusta en La Regenta o el pueblo de Fuenteovejuna.

Según su caracterización pueden ser planos, es decir, no evolucionan ni representan conflictos psicológicos, siempre actúan como se espera de ellos, como los héroes épicos; o redondos, representan conflictos psicológicos propios de los seres humanos, no pueden describirse de una vez, evolucionan a lo largo del relato y su mundo interior es muy complejo, como Jaime Lannister en Juego de Tronos.

2. La acción narrativa

En todo texto narrativo se cuenta una historia: serie de acontecimientos que están relacionados entre sí y que han sucedido en un determinado orden.
Pero una misma historia puede ser contada de formas muy distintas y dar lugar a narraciones diferentes. Compremos el anterior relato de la historia de San Francisco y el leproso con el siguiente:

San Francisco baja de su caballo, abraza al pobre leproso, besa sus llagas y le llama: “¡Hermano!”. El leproso se lo agradece con una sonrisa luminosa que le hace a San Francisco sentir su corazón, ahora sí, aliviado. Se había cruzado con él momentos antes, y le había dado unas monedas, sólo monedas, como limosna. Y se había marchado. Pero reflexionó y volvió sobre sus pasos.
San Francisco monta de nuevo y sigue su camino. Cuando se vuelve para saludar con la mano al leproso, este ya no está. En su lugar ha florecido una rosa.

La historia es la misma pero el orden en que se narran los acontecimientos es distinta: ahora el cuento comienza con el abrazo, y lo que había sucedido antes se narra como para explicar la razón por la que el personaje se comporta así. La estructura de la acción narrativa es diferente. La estructura de la acción es la peculiar manera en la que en un relato concreto se han organizado los acontecimientos que constituyen la historia.
En un relato la acción está constituida por episodios. En este distinguimos claramente tres que coinciden con cada uno de los párrafos: la limosna, el abrazo y la mágica transformación del leproso en una rosa. En una narración más larga los episodios pueden ser más largos.
El orden de estos episodios depende del sentido del texto, es decir, de qué pretenda decirnos el narrador. Pero siempre es posible distinguir, al menos, una situación inicial y una situación final. Los sucesos que ocurren y los actos que realizan los personajes son los que hacen pasar de la una a la otra.
A este esquema básico de situación inicial-actos de los personajes-situación final corresponde un tipo de habitual en muchos relatos: planteamiento, nudo y desenlace.

-planteamiento:  se cuenta quiénes son los personajes, a veces dónde y cuándo sucede la historia y cuál es el problema o conflicto que se les afecta.
-nudo: se desarrolla ese conflicto narrando todo lo que los protagonistas hacen para lograr su propósito o resolver su problema. En los relatos largos suele ser la parte más extensa: múltiples episodios que se van encadenando.
-desenlace: o episodio final, se narra cuál es el resultado, es decir, si el personaje alcanza o no lo que se propone.

No todos los textos narrativos se ajustan a este esquema. Un relato que comienza directamente en la mitad del asunto se denomina “in medias res”, que es lo que sucede, por ejemplo, en Lazarillo de Tormes. A veces se comienza directamente por la situación final, para contar más tarde qué es lo que ha llevado a ese desenlace. Es la llamada narración “in extrema res”, que es lo que sucede, por ejemplo, en el cuento de William Faulkner, Una rosa para Emilia. Comienza con el funeral de la señorita Emilia Grierson, a continuación se cuenta la vida de este personaje para, finalmente, volver al funeral y al descubrimiento que se produce al curiosear en la casa de la difunta.

Cuando murió la señorita Emilia Grierson, casi toda la ciudad asistió a su funeral; los hombres, con esa especie de respetuosa devoción ante un monumento que desaparece; las mujeres, en su mayoría, animadas de un sentimiento de curiosidad por ver por dentro la casa en la que nadie había entrado en los últimos diez años, salvo un viejo sirviente, que hacía de cocinero y jardinero a la vez. […]
El negro recibió en la puerta principal a las primeras señoras que llegaron a la casa, las dejó entrar curioseándolo todo y hablando en voz baja, y desapareció. Atravesó la casa, salió por la puerta trasera y no se volvió a ver más. Las dos primas de la señorita Emilia llegaron inmediatamente, dispusieron el funeral para el día siguiente, y allá fue la ciudad entera a contemplar a la señorita Emilia yaciendo bajo montones de flores, y con el retrato a lápiz de su padre colocado sobre el ataúd, acompañada por las dos damas sibilantes y macabras.

En otras ocasiones el autor prefiere no contarnos cuál es el desenlace de la historia, dejando que sea el lector el que se imagine cómo termina; es lo que se llama final abierto. Un ejemplo sería el siguiente cuento:

Una misteriosa noche de invierno en que llovía sin parar, se me ocurrió bajar al sótano de mi casa en busca de una estufa, pues el ambiente se volvía cada vez más frío por la humedad reinante. Ya abajo, empecé a sentir el sonido de un goteo ininterrumpido. Justo cuando agudicé el oído para definir de dónde provenía, sentí unos pasos firmes, cuya fuerza retumbaba en la oscuridad del lóbrego recinto. Nítidamente percibí que se acercaban cada vez más. De pronto, se cerró la puerta de un solo golpe seco, estruendoso..., entonces, me asusté.

Estuve horas atrapado. Cada vez que intentaba abrir, se sentía un pisotón en la puerta y al rato una risa chillona. Luego de varios intentos me cansé. En eso, vi que la manija se movía produciendo un chirrido espeluznante. Traté de definir a quién pertenecía y me encontré con una cara tan grande como pálida de pelo castaño, largo, unos ojos blancos como la nieve, y una bocaza de labios chuecos con unos dientes negros y torcidos.

Del susto, grité con todas mis fuerzas y “eso” me tapó la boca con su manaza, me golpeó, fue tan fuerte que me desmayé, desde ese momento no tengo nada claro, solo esos ojos blancos...

3. El tiempo narrativo

Hay que distinguir entre tiempo de la historia y del discurso (o de la narración).

-Tiempo de la historia.
¿Cuándo suceden los hechos? Es frecuente que el narrador haga alguna indicación más o menos concreta de la época o del momento: Ayer me pasó una cosa…; El año pasado…; Hace mucho, mucho tiempo… En otros casos el lector puede deducir la época a partir de cómo son los personajes, cómo visten, etc. Pero también puede suceder que no se haga ninguna referencia al tiempo, porque se quiere que el relato tenga una validez universal.

-Tiempo del discurso.
¿En qué orden se han relatado los hechos? En una narración lineal se cuentan en el mismo orden en que sucedieron, pero el narrador puede alterar  ese orden mediante técnicas diferentes. Ya henos explicado el concepto de “in medias res” y “in extrema res”. Además, si lo considera oportuno, el narrador puede introducir en un determinado momento de la historia hechos que sucedieron mucho antes (retrospección, analepsis  o flashback), que suceden más tarde (prolepsis o anticipación) o que están ocurriendo al mismo tiempo en otro lugar (simultaneidad).

4. El espacio narrativo.

Está constituido por el conjunto de referencias que el narrador hace al lugar o lugares donde suceden los hechos. Éste puede ser único (como en el caso de la película Buried (Enterrado), que transcurre en un ataúd de madera en el que el protagonista se encuentra sepultado, o variar de un lugar a otro, como en el caso de El Señor de los Anillos (la Comarca, Rohan, Gondor, Mordor).
En ocasiones el espacio puede estar sólo indicado y en otras descrito por extenso. E este caso, se contribuye e crear un determinado ambiente que produce diferentes sensaciones en el lector.
Para concluir, podemos decir que el espacio puede ser real (Lazarillo va de Salamanca a Toledo) o imaginario (Gondor o Mordor); interior o exterior, etc.

5. El narrador

Es el elemento estructural de la narración, que consiste, en esencia, en la mirada que contempla los hechos narrados y la voz que los cuenta. Autor y narrador no son siempre la misma cosa. Lee detenidamente este breve cuento de Navidad:

Era la primera vez que estaba colgada; las luces a mi lado parpadeando, rojas, azules, amarillas, la sensación de ingravidez… y luego la alegría en la cara de los niños, esas caras de narices grandotas cuando se acercaban a mirarme…
Lo mejor de todo fue la mañana en que, con ojos de sueño, abrieron los regalos primorosamente envueltos, todo lazos, colores, risas, sorpresas.
Pero todo toca a su fin, con mucho cuidado me bajaron del árbol junto con mis hermanas y ahora espero la próxima Navidad desde la oscuridad de una caja de cartón.
Paloma Casado Marco: Memorias de una bola.

La autora se llama Paloma Casado, pero la voz que narra la historia, el narrador, es la propia bola, que habla de sí misma y de y todo lo que sucede se está contemplando desde su punto de vista. El punto del vista de la narración viene condicionado por los siguientes factores:

-Dependiendo de la participación del narrador en la historia, podemos diferenciar entre:

a.     Narrador interno: el autor construye el relato fingiendo que la historia la cuenta uno de sus participantes.
El más frecuente es el protagonista (es el propio personaje el que habla de sí mismo y de lo que le pasó). Este tipo de relato se conoce como narración en primera persona (narración autobigráfica). Es el caso del cuento anterior.
Pero a veces el narrador no coincide con el personaje principal, sino con un personaje secundario que da cuenta de lo que el protagonista hace: es el narrador testigo. Un narrador testigo sería, por ejemplo, Watson en la mayoría de los relatos de Sherlock Holmes.
b.     Narrador externo: relata los acontecimientos desde fuera, no participa de la acción por lo que no suele hacer referencias a sí mismo. Se trata de relatos con narración en tercera persona, como La Regenta de Clarín.

-Dependiendo del conocimiento que el narrador tiene de los hechos, hay dos tipos fundamentales:

a.     Omnisciente: conoce todos los aspectos y detalles del mundo que crea: lo que piensan y sienten los personajes, sus intenciones, su historia anterior e incluso lo que va a pasar con ellos después. La mayoría de los narradores de las novelas realistas del siglo XIX serían un ejemplo.
b.     Objetivista: sólo muestra lo que los personajes hacen o dicen, es como si captara su conducta y sus palabras con una cámara de vídeo. Éste fragmento sería un ejemplo:

Entonces una joven del laboratorio llamó y entró. Vestía pantalones y blusa blanca, y llevaba una bandejita con cosas que puso sobre la mesilla de noche. Sin decir palabra, sacó sangre del brazo del niño. Howard cerró los ojos cuando la enfermera encontró el punto adecuado para clavar la aguja.
Raymond Carver: Parece una tontería.

-dependiendo de cuándo el narrador cuenta los hechos (tiempo del narrador), nos encontramos con:

a.     Narraciones en pasado: los hechos supuestamente han sucedido con anterioridad.
b.     Narraciones en presente: los acontecimientos están sucediendo en el mismo momento en que el narrador los cuenta (sería el caso de las retransmisiones deportivas por radio y televisión).
c.     Narraciones en futuro: mucho más infrecuentes, en las que el narrador cuenta los hechos como si aún no hubieran sucedido. Un ejemplo es el siguiente fragmento del cuento de Carlos Donatucci Tiempo futuro:

Mañana iré a encontrarme con mi destino. Lo haré sin temor alguno, como corresponde a una persona de coraje. Tomaré el colectivo para dirigirme a la empresa que publicó el aviso de trabajo que tanto necesito. Me sentaré en uno de los asientos de a uno, junto a la ventanilla, como suelo hacerlo. Me quedaré irremediablemente dormido. Un hilo de baba caerá sobre mi saco para desagrado de todos los presentes. Me despertaré y trataré de limpiarlo con el pañuelo. No sé si lo lograré.

-dependiendo de si el narrador opina o no de los hechos que relata:

a.     Objetivo: se limita a contar lo que los personajes hacen o dicen sin hacer valoración alguna.
b.     Subjetivo: interviene en algunos momentos, a veces interrumpiendo el hilo del relato, para valorar y juzgar los hechos y dar su propia opinión, con lo que condiciona la interpretación del lector.

En los relatos la voz del narrador alterna con la de los personajes (diálogo).


CARACTERÍSTICAS LINGÜÍSTICAS

-Según el tipo de narrador, predominio de verbos y pronombres en 1ª o en 3ª persona.
-Verbos de acción y en cuanto a los tiempos verbales, depende del tipo de historia que se cuente (abundan los pretéritos perfectos simples y compuesto de indicativo, el presente histórico con valor intemporal…)
-Abundancia de los deícticos que marcan espacio y tiempo (adverbios de lugar y tiempo, conectores textuales…)
-Vocabulario rico y variado y adecuación del estilo a los personajes de cada historia.
-Oraciones predicativas sobre las copulativas.
-Empleo de recursos estilísticos en las literarias.


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