lunes, 6 de noviembre de 2017

LITERATURA. TEMA 1. EL SIGLO XVIII.


LITERATURA. TEMA 1. LA LITERATURA DEL SIGLO XVIII.

1. CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL

A finales del siglo XVII España está sumida en la decadencia política y económica que continuará en los primeros años del siglo XVIII. Los Austrias fueron sustituidos por los Borbones. Reinaron durante este siglo en España: Felipe V (1700-1746), con quien se instaura la casa de Borbón, tras haber ganado la Guerra de Sucesión (1701-1714); su hijo, Fernando VI (1746-1759); será su hermano, Carlos III (1759-1788), el gran reformador y modernizador del país; finalmente Carlos IV (1788-1808) puso todos sus esfuerzos en evitar que las ideas de la Revolución Francesa, que estalló en 1789, penetraran en España.
Con la dinastía de los borbones aumenta la centralización del poder, lo que propiciará un absolutismo monárquico que postuló la separación entre la Iglesia y el Estado (expulsión de los jesuitas / aparición de la Enciclopedia en Francia), llevó a cabo intentos de reforma y racionalización de la economía (buscaban mejorar el potencial agrícola y mercantil de la nación; se criticó con acritud la ociosidad, privilegios y el parasitismo de las clases elevadas y se intentó mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos: alumbrado y empedrado de las calles y mejoras en el área de la educación. En 1714 se funda la Real Academia (“limpia, fija y da esplendor”) y la uniformidad en lo que a la lengua y literatura se refiere dio como fruto el diccionario) e incrementó el aparato administrativo y la burocracia.
A este sistema político se le conoció con el nombre de Despotismo Ilustrado, cuyo lema era “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”, porque a éste se le tutela —y se le teme— procurando su felicidad, sin que intervenga en los asuntos públicos. Se establecen industrias públicas, se crea la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando, el Museo del Prado, la Biblioteca Nacional, la Real Academia de la Historia , el Jardín Botánico, centros de investigación... Sin embargo, las diferencias sociales aún seguían muy grandes y la educación no llegaba a las clases más desfavorecidas.
España a principios de siglo se encuentra sumida en una profunda crisis. En líneas generales, se consiguieron mejoras económicas y aumentó su población, se introdujeron nuevos cultivos y se abrieron nuevas vías de comunicación; aunque no se dio tanta actividad industrial como en otros países europeos, la aparición de los prestamistas fomentó una mayor actividad económica.
Pero en España la virulencia de la Revolución Francesa (1789) supuso un paso atrás. A pesar de todo y de que en España los cambios fueron más tardíos y menos profundos que en el resto de Europa, la Ilustración supuso el comienzo del fin de la sociedad estamental y del absolutismo y el inicio del pensamiento moderno en toda Europa.

2. LA ILUSTRACIÓN.

Recibe el nombre de Ilustración el movimiento cultural que renueva profundamente el pensamiento europeo a lo largo del siglo XVIII, en un deseo de saber, de iluminar nuevos caminos, por ello también se llama el Siglo de las Luces. Pretende desligar ciencia y religión y que la razón y la experimentación predominen sobre la fe y los hechos no probados.

Características:

-       El racionalismo: uso de la razón, lo que implica el desarrollo técnico y científico.
-       Espíritu reformista y utilitario: se pretende que los avances científicos contribuyan a las reformas sociales, económicas, políticas y que sean útiles para los ciudadanos.
-       Como consecuencia de la característica anterior, afán didáctico: se pretende enseñar a la sociedad, de modo que la investigación y las reformas vayan encaminadas al progreso, tanto del ser humano, como de sus condiciones de vida y de trabajo.
-       El dominio de la naturaleza, pues conocer sus leyes hace libre al ser humano.
-       Un fuerte anticlericalismo, que lleva a reducir el poder de la Iglesia y a buscar una religión sin clero y que propone la idea de un ser superior no ligado a ninguna religión concreta.

3. EL NEOCLASICISMO.

Desde el punto de vista estético, se vuelve a los clásicos grecolatinos: el arte debe ajustarse a la razón y obedecer a unos principios lógicos, de equilibrio y armonía; de aquí surge el Neoclasicismo, como un retorno al mundo clásico, tanto en el fondo como en las formas y respetando una serie de preceptos y normas en todos los géneros literarios que se cultivan en este siglo. La Literatura, por su parte, se convierte en el vehículo de transmisión de las ideas ilustradas (“enseñar deleitando”), del pensamiento, no de la imaginación o la emoción; se manifiesta una notable preocupación por la lengua, guiándose por lo que se llamó el principio del “buen gusto”, mediante la sencillez y claridad en el lenguaje, como forma de expresar el pensamiento. Quedan prohibidos los arcaísmos y vulgarismos y los ornamentos se admiten tímidamente en la poesía, no en la prosa.  De esta manera, la lengua poética del siglo XVIII resulta desustanciada y poco apta para la creación literaria propiamente dicha, pero su permeabilidad para las voces nuevas, su culto a la medida y a la discreción, configuró el español moderno.
Sin embargo, junto al Neoclasicismo, que es la corriente estética dominante, convivieron otros estilos: el Barroco continúa en el llamado estilo rococó en la primera mitad de siglo, y se manifiesta fundamentalmente en poesía. Y desde mediados de siglo conviven el Neoclasicismo y el Prerromanticismo,  que reivindica el sentimiento y el alejamiento de las normas.

4. GÉNEROS DE LA LITERATURA DIECIOCHESCA EN ESPAÑA

POESÍA

No es éste un siglo propicio al cultivo de la poesía pero podemos encontrar anacreónticas (poemas de carácter pastoril), sátiras, odas o fábulas. Además de autores como Cadalso o Jovellanos que también cultivan poesía, los más destacados son:
-Los fabulistas Tomás de Iriarte y Félix Maria de Samaniego que, con estos cuentecillos en verso protagonizados por animales con moraleja final, pretenden criticar vicios y costumbres y enseñar de una forma amena. Entre sus obras más conocidas están “La cigarra y la hormiga”, “El burro flautista”, etc.
-Juan Meléndez Valdés (1754-1817) es el poeta más destacado de la época. Hombre de vasta cultura, conocía muy bien a los clásicos, poseía una sólida formación jurídica y había leído en profundidad a los filósofos ilustrados franceses e ingleses. Son famosas sus Anacreónticas, poemas en los que pastores enamorados cantan a la vida y los placeres con un lenguaje sencillo y elegante, en el marco de una naturaleza idealizada que refleja el estado de ánimo del poeta, lo que ya es un síntoma del Romanticismo que había de venir.

LA PROSA
Este es el siglo de las ideas, del pensamiento, por lo que se convierte en el siglo en el que la prosa adquiere modernidad unida a la intención didáctica, a través del ensayo, de los artículos periodísticos, los libros de viajes, los informes científicos o la literatura epistolar.

Diego Torres Villarroel.
Único escritor fiel a los gustos barrocos, destaquemos: Vida, que se considera como una continuación del género picaresco, género que ya había acabado su ciclo; Visiones y visitas de torres con Quevedo por la Corte, cuadros costumbristas donde ofrece una sátira mordaz.

Francisco José de Isla. (Padre Isla)
Con su obra Fray Gerundio de Campazas ridiculizó el barroquismo de la oratoria sagrada y pretendió devolverle su dignidad y fines, inspirándose en las mismas ideas que Luzán en su Poética y Feijoo en su Teatro crítico: combatir los excesos barrocos.


Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764)
Benedictino y catedrático de Teología de Oviedo, en su obra utiliza el género del discurso, precedente del ensayo moderno: género híbrido en el que se mezcla lo literario y lo científico, lo subjetivo y lo ameno. Escribe para todo el mundo con el objetivo de combatir los errores comunes, las supersticiones y las falsas creencias populares. Trató una gran variedad de temas, entre los que destacan la defensa de la mujer, la repulsa a la sociedad estamental y la defensa por los más desfavorecidos y la igualdad de todos los hombres. Su crítica equivale a la negación del principio de autoridad en que se fundamentaba toda la cultura precedente. Se propone ser “desengañador de las Españas”. En cuanto al estilo, emplea una lengua de gran viveza y espontaneidad, opuesta al retoricismo.
Sus obras más destacables son Teatro Crítico Universal y Cartas eruditas y curiosas.

Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811)
Ocupó importantes cargos públicos y participó de forma activa en la política del país. Firmaba sus escritos con el pseudónimo de Jovino.
Su obra estrictamente literaria es escasa: dos dramas, El Pelayo y El delincuente honrado, y varios poemas. Sus escritos más importantes están en prosa y son didácticos: políticos, históricos, económicos, filosóficos, filológicos... En ellos instruye, formula críticas y propone reformas para elevar la dignidad espiritual y material de España. Entre sus obras destacan Memoria sobre espectáculos y diversiones e Informe sobre la ley agraria, en el que propugnaba una valiente reforma de la propiedad agrícola. En Elogio a Carlos III exalta la política que el monarca había desarrollado en su reinado, en especial las reformas económicas. Fue un ilustrado reformador, no un revolucionario, pero las que hoy nos parecen moderadas reformas debieron resultarles a los tradicionalistas de entonces peligrosos alardes de subversión.

José Cadalso (1741-1782)
Participó activamente en la vida política y cultural de España pero acabó desengañado de la vida de la Corte.
Comienza escribiendo poesías en su exilio aragonés que culminan en sus Ocios de juventud, colección de sonetos, poemas satíricos y anacreónticos. Escribió también dos tragedias, pero sus obras más importantes están escritas en prosa:
Cartas marruecas: 90 epístolas en total. La obra es en realidad un ensayo sobre España en el que se analizan los males del país como una vía para encontrar un posible remedio. Tres personajes o corresponsales nos hablan sobre diversos aspectos de la época: Nuño, un español que conoce bien su patria; Gazel, un marroquí que viaja por España, y Ben Beley, un sabio. Los temas más recurrentes son la frivolidad de ideas y costumbres, la crítica injustificada de España, la decadencia de la industria, la crítica de la nobleza que vive de la herencia y no quiere educarse, etc. El motivo principal, según él, del retraso de España reside en las continuas guerras (que han dejado yermo el país y han destruido el hábito de trabajo), el gran capital que se traía de América y que también propició que no hubiera obligación de trabajar y el atraso científico y la degeneración de la cultura española en superficialidad y pedantería, así como el orgullo y el espíritu de rutina. Nos muestra una España que es el esqueleto de un gigante y propone como soluciones el cultivo de la ciencia y de la virtud y el ejemplo de otras naciones más prósperas, aunque se deja llevar por cierta indolencia ensoñadora, un tanto pesimista.
Noches lúgubres: la obra supone la primera manifestación del prerromanticismo en España. Son rasgos típicamente románticos el ambiente tétrico (relámpagos, cementerios, cárceles, gritos en la noche...), el Dios de Tediato, que es el Dios de los elegidos para el dolor, las exclamaciones pesimistas, la naturaleza como reflejo de su estado de ánimo y la manifestación de un dolor altruista por el prójimo.
Eruditos a la violeta

Ignacio Luzán.
Autor de la Poética más importante del siglo XVIII, que se convirtió en manual y programa de la nueva poesía.
TEATRO
Se distinguen claramente dos líneas:
1. COMEDIA POSTBARROCA.

Continuaban las fórmulas de Calderón: se repiten temas y argumentos pero se complican la intriga y el montaje. Se basan más en el espectáculo que en el texto. Fueron las que gozaron de mayor éxito entre el público. Entre ellas destaca No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague de Antonio Zamora.
Este teatro sería el blanco de las críticas de autores neoclásicos como Moratín, que les acusaban principalmente de la falta de verosimilitud en las obras, y del lenguaje retórico, aunque también apuntaban a principios éticos y religiosos: “escuela de maldad” y “espejo de lascivia”

2. TEATRO NEOCLÁSICO.

Los ilustrados concibieron el teatro como instrumento idóneo para las reformas de índole social y moral y convirtiéndolo en espejo de costumbres (razón, moral pública y orden social). Las características de este teatro son las siguientes:
-prima el texto sobre el espectáculo.
-se respeta la regla de las tres unidades (lugar, tiempo y acción).
-tienen una intención didáctica: presentan tipos y conflictos universales de los que se pudiera extraer una enseñanza útil. Lo cierto es que, a excepción de la obra de Moratín, las obras neoclásicas tuvieron un público muy minoritario.
-estrcutura de la obra en tres actos
-separación de los géneros dramáticos (comedia y tragedia).
-verosimilitud.
-decoro poético: adecuación del lenguaje a los personajes.

COMEDIA NEOCLÁSICA

Leandro Fernández de Moratín encarna a la perfección el ideal de hombre ilustrado y su obra dramática es el mejor exponente de la comedia neoclásica española. Escribió sus comedias en prosa y creó la comedia española moderna, en la que el público ya no espera sorpresas de una intriga complicada sino la evolución lógica y razonable de los acontecimientos.
Sus cinco comedias, en realidad, giran en torno al tema de la inautenticidad como forma de vida: El viejo y la niña (1786) inicia el tema que iba a ser dominante en su teatro: los matrimonios concertados; El barón (1787): el tema es la elección libre del marido; La comedia nueva o El Café (1792), que supone una crítica al teatro barroco; La mojigata (1804), que es una crítica a la hipocresía; y su mejor obra, El sí de las niñas, estrenada en 1806 y que llevaba a escena una realidad social de la época: las bodas arregladas por padres y tutores sin contar con la voluntad de la novia. La finalidad de la obra no era tanto proponer soluciones (el divorcio era impensable) como concienciarse del problema y denunciar las conductas que lo ocasionaban.
TRAGEDIA NEOCLÁSICAS
Solían mostrar personajes históricos y estaban ambientadas e inspiradas en la Edad Media española o en la antigüedad grecolatina. Algunos ejemplos destacables son: La Raquel de García de la Huerta, Guzmán el Bueno de Moratín padre o Pelayo de Jovellanos.

3. OTRAS PIEZAS QUE SE REPRESENTABAN.
sainetes: son piezas breves y humorísticas que reflejan tipos y costumbres populares, y que se convirtieron en el espejo de los aspectos pintorescos y cómicos de la vida cotidiana, del lenguaje y usos del pueblo. Su finalidad era divertir al público.
En la composición de estas piezas menores debemos destacar a Ramón de la Cruz, que fue convertido por la crítica en defensor del casticismo frente al afrancesamiento. Su obra más importante fue El Manolo, un remedo a la tragedia neoclásica en la que hace que mueran todos sus personajes sólo para respetar las normas del género.


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