LITERATURA
TEMA 2. LA LITERATURA DE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX. EL
ROMANTICISMO.
(NOTA:
por el libro corresponde a las páginas de la 28 a la 35).
1.
CONTEXTO HISTÓRICO.
El siglo XIX español se abre con la Guerra de la
Independencia y se cierra con el llamado “desastre del 98”.
La primera mitad de siglo supone un periodo muy
convulso. Tras la invasión francesa de 1808, sube al trono español José I,
hermano de Napoleón, hecho que desencadenará la Guerra de la Independencia y
que provocará que el país se escinda en dos bandos diferentes: los afrancesados, que apoyan la
invasión, como los ilustrados Moratín o
Meléndez Valdés; y los que se oponen a
la invasión extranjera, un grupo muy heterogéneo ideológicamente, ya que
estaba formado tanto por ilustrados liberales
(como Jovellanos), que intentaban limitar el poder real, como por nobles y gran
parte del clero español. Los tradicionalistas
eran partidarios de la restauración del rey en la integridad de sus privilegios.
En
1812 se aprueba la Constitución “la Pepa”
de signo liberal, en las Cortes de Cádiz, pero dos años después queda anulada
al llegar al trono Fernando VII, que impone un rígido absolutismo que se rompe en el “Trienio
Liberal” (1820-1823) que impone el levantamiento de Riego en 1820, momento
en que se restaura el poder real absoluto, periodo que durará hasta la muerte
del monarca en 1833. El reinado de Fernando VII se caracteriza por una fuerte
represión que obligó a muchos intelectuales liberales a huir a Francia o a
Inglaterra, hecho también de gran trascendencia pues a su regreso trajeron consigo las nuevas ideas y tendencias culturales
que estaban cuajando en Europa.
Durante
la minoría de edad de Isabel II (1833-1843), asume la Regencia su madre, María
Cristina, se dan los primeros pasos hacia la instauración de un régimen liberal
y comienzan a regresar los liberales
exiliados.
Pero
el reinado de Isabel II (1843-1868)
fue perturbado por las Guerras carlistas,
que enfrentó a los conservadores o carlistas, partidarios de Carlos, hermano de
Fernando VII, que pretendía el trono, y los liberales, partidarios de Isabel.
En su conjunto, fue una etapa de rápido desarrollo económico y de afianzamiento
de la burguesía.
2. EL ROMANTICISMO.
El
Romanticismo es un movimiento no sólo literario,
sino también ideológico, que alcanzó a todas las manifestaciones de la cultura
del siglo XIX. Tuvo su origen en la Alemania del siglo XVIII, en el
movimiento Sturm und Drang, y surgió
como un movimiento cultural que se opone
a los principios de la Ilustración y que es consecuencia de la profunda
crisis social de un mundo en acelerado cambio. El declive de los valores
tradicionales, la despersonalización del individuo ante la masa, el auge del
materialismo..., condujeron al rechazo
de la nueva realidad bien añorando un pasado
perdido, bien forjando mundos
ideales, bien reivindicando un progreso que tuviera un modelo social más
humano y en el que tuviera cabida la
imaginación, la espiritualidad y la justicia.
Como
movimiento estético, las
características serían las siguientes:
-supone
una reacción contra el neoclasicismo
francés: rompe con las estrictas reglas
de la literatura grecolatina que sirven de base al neoclasicismo y exagera, en
contraposición, el valor de lo
individual y lo subjetivo, como decía Larra: “Libertad en la literatura, como en las artes, como
en la industria, como en el comercio, como en la conciencia. He aquí la divisa
de la época.” Ya veremos las innovaciones en cada uno de los géneros. Individualismo y subjetivismo adquieren
categoría de dogma.
-Pero
este subjetivismo exacerbado conducía inevitablemente a la soledad, el aislamiento, la lejanía y el drama: el romántico se
siente distinto a los demás (individualismo)
y afirma constantemente su yo frente
al resto del universo, y sus ansias chocan con la realidad que le rodea, por eso busca la evasión hacia un mundo ideal, del que procede el gusto por la Edad Media, que en España lleva a la
revalorización del romance y a la recuperación
de leyendas medievales que andan
dispersas en crónicas y romanceros, y en las que tiene una importancia
fundamental el elemento mágico y
maravilloso.
-se
reivindica el sentimiento, pero
también el instinto, la intuición y la imaginación como formas de conocimiento. La razón es incapaz de
descubrir la esencia de la vida (irracionalismo).
-la naturaleza y el paisaje se convierten en
la proyección espiritual del poeta y de sus estados de ánimo. Se desprecia
lo pastoril (visión serena, dulce y clásica del paisaje) y se prefiere una naturaleza agreste, dura, sin
pulimentos, virgen, en libertad; se exaltan las ruinas, la nocturnidad,
lo tormentoso y sepulcral, lo triste y melancólico.
-se
establece un contraste entre lo feo y lo desagradable (elogio del
patíbulo, de los bajos fondos, por Espronceda) y exaltación de la mujer y del amor. La mujer, como el paisaje o la
sociedad, es una creación subjetiva y el choque entre lo real y lo ideal le
ocasiona un tremendo desengaño, una
decepción que se traduce en el suicidio
(como Larra) o en esa desesperación
y melancolía romántica tan fácil de
distinguir en la lectura de muchos poemas, como es el caso de Canto a Teresa de Espronceda o las Rimas de Bécquer.
-esta
insatisfacción constante viene marcada por su idealismo: buscan la Belleza, la Libertad y la Justicia en términos
absolutos.
-nacionalismo: en oposición al
internacionalismo dieciochesco, reivindican el concepto de pueblo como entidad espiritual que comparten una historia, unas
costumbres y una lengua común. Se exaltan las particularidades de cada país o
región y fruto de ello será el costumbrismo,
que estudiaremos en el apartado “La prosa romántica”, y la preferencia por los
temas históricos y legendarios.
El
Romanticismo en España es introducido de manos de los emigrados en Europa que
huyeron durante la época absolutista como Ángel Saavedra, Espronceda o Martínez
de la Rosa. El apogeo del romanticismo español comprende los años que van desde
1834 a 1850, aunque el verdadero lirismo en poesía llegará con los románticos
tardíos, ya en la segunda mitad: Bécquer y Rosalía de Castro.
3. EL ROMANTICISMO
ESPAÑOL.
Veamos
ahora las particularidades de los géneros literarios:
3.1. LA POESÍA
Sus características:
-libertad y rechazo a las normas en la composición literaria.
-en
cuanto a los temas, la poesía se convierte en el mejor vehículo
de expresión del yo romántico y de
su alma exaltada, de sus sentimientos, pasiones y anhelos. Sus temas habituales son el amor, la
soledad, la aversión por el mundo que les rodea o la reflexión sobre el propio
proceso creador.
-
polimetría: combinación de distintos metros y
estrofas en el mismo poema.
-uso
de símbolos (por ejemplo, las
desilusiones se comparan con las hojas caídas de los árboles).
-búsqueda
de imágenes nuevas diferentes a los
tópicos clasicistas.
-uso
de expresiones y palabras llamativas por su sonido, por su significado,
por ser poco frecuentes o demasiado vulgares
y poco "poéticas" ”( piélago, aquilón, fulgor, harapo...).
-abundan
las exclamaciones e interrogaciones
retóricas en correspondencia con la exaltación sentimental.
En
cuanto a los autores, nos vamos a dejar a muchos en el tintero. Nos centraremos
en tres autores:
JOSÉ DE ESPRONCEDA (1808-1842)
Fue
un joven rebelde y liberal que tuvo que partir al exilio durante el absolutismo
de Fernando VII y regresar en 1833. Recibe influencias, entre otros, de Lord
Byron. Entre sus temas predilectos
destacan: la huida irreparable del tiempo (tempus
fugit), la impotencia del hombre, que sobrevive a todo lo que ama o el
deseo de conservar en la memoria los tiempos pasados, con una actitud añorante.
Entre sus obras, destacan tres:
-Sus
cinco Canciones (Canción del
pirata, El canto del cosaco, El mendigo, El reo de muerte, El verdugo). Todas
ellas tienen como protagonistas a seres
marginales. Destacan como temas el inconformismo,
la rebeldía y la búsqueda de la libertad
al margen de las estructuras sociales establecidas. La más famosa es la Canción del pirata, que
supuso una innovación rítmica (variedad) y temática, al concentrar en ella
todos los rasgos típicos del romanticismo.
Sentenciado
estoy a muerte.
Yo me río;
no me abandone
la suerte,
y al mismo que
me condena
colgaré de
alguna entena
quizá en su
propio navío.
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo
sacudí.
-El
estudiante de Salamanca es un extenso poema de carácter narrativo cuyo
protagonista, don Félix de Montemar, es un donjuán insolente que seduce y
abandona mujeres sin remordimiento alguno. Tras abandonar a Elvira y asesinar
en duelo al hermano de ésta, persigue a una mujer, que resulta ser la propia
muerte, que lo abraza y finalmente lo mata.
-El
diablo mundo es también un
extenso poema compuesto por una “Introducción” y seis “Cantos”. Destaca el Canto II o Canto a Teresa que no sólo
es la elegía por la muerte de Teresa Sancha (con la tuvo un
hijo y que luego lo abandonó), sino la elegía por el fracaso vital, del que es el amor
la más exacta cifra, la elegía a la juventud
y los placeres perdidos.
También
cabe destacar el poema “A Jarifa en una orgía”. Podéis leer un fragmento de
esta composición en la página 30 de vuestro libro de texto.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
(1836-1870)
Ya en la segunda mitad de siglo es,
junto con Rosalía de Castro, una de las máximas figuras de la poesía lírica
española. Nació en Sevilla, pero se trasladó a Madrid, donde vivió penurias
económicas. Trabajó en el periódico El
Contemporáneo, en el que publicó muchas de sus leyendas. Morirá a los
treinta y cuatro años. En prosa escribirá sus famosas Leyendas, Cartas desde mi
celda y Cartas literarias a una mujer.
Su obra poética está representada por:
-Rimas: una colección de setenta y
ocho poemas que sus amigos recopilaron a la muerte del autor. Para Bécquer, la
“poesía es natural, breve, seca”. Sus
poemas son generalmente breves (Un poema cabe en un verso) y en ellos
utiliza un número limitado, pero
suficiente, de figuras literarias. Prefiere el símil porque da a los poemas un aire de sinceridad. En cuanto a la
métrica, prefiere la rima asonante,
y se vale de una gran riqueza de combinaciones estróficas: utiliza los versos
de la tradición española, con dominio del endecasílabo
y del heptasílabo, y con un uso
frecuente del pie quebrado que le
permite eficaces giros en el ritmo. Su poesía es un ejemplo de conciliación
entre poesía culta y popular. Su expresión es sencilla y utiliza numerosos símbolos (por ejemplo, la luz y la
oscuridad). En realidad constituyen un solo poema de amor en el que el poeta
habla de su vida interior a un “tú” como si de una carta o conversación se
tratara. Se dividen en:
—Rimas I-XI: suponen una reflexión sobre
la misma poesía.
—Rimas XII-XXIX: el poeta trata del amor
y de sus efectos en el alma (exaltación amorosa). El amor aparece identificado
con la mujer, que es la expresión máxima de la belleza, pero que es un ideal
porque es inaccesible, un misterio que se desvanece o un sueño.
—Rimas
XXX-LI: se refieren a la decepción y el desengaño.
—Rimas LII-LXXVI: el sentimiento
dominante es el dolor y la angustia que se proyecta sobre la condición humana,
la muerte y la pregunta por la inmortalidad.
ROSALÍA
DE CASTRO (1837-1885)
Una
de las máximas figuras del Rexurdimento.
El hecho de tener que abandonar su Galicia natal produjo en ella un sentimiento
de profundo desarraigo. Como Bécquer, escribe una poesía intimista, une lo culto
y lo popular, busca la expresión natural y sencilla de los sentimientos.
Pero se hace portavoz de los temas del proletariado
gallego, y habla del desempleo y la crisis que conducen a la tragedia de la
inmigración.
Escribió
en gallego sus Cantares gallegos y Follas
novas. De su producción es castellano destaca como la mejor En
las orillas del Sar, en la que domina, como en sus obras gallegas, el dolor, aunque ahora provocado por el
desengaño y la pérdida de las primeras ilusiones. Su visión del mundo es de una
extremada desolación. La naturaleza
está muy presente en sus obras.
Destacan sus innovaciones métricas: sus metros más renovadores son los versos de
14, 16 y 18 sílabas. Prefirió la rima asonante.
Como recursos literarios fundamentales utilizó el símil, el símbolo, el contraste y la repetición.
3.2.
EL TEATRO ROMÁNTICO
El
género que más contribuyó al éxito y consolidación del Romanticismo en España
fue el teatro, porque era espectáculo y llegaba a más gente. A su vez, fue el drama el género teatral por excelencia:
que refleja la complejidad de la
vida con su variedad de clases sociales, mezcla del lenguaje coloquial y culto,
de penas y alegrías.
El drama romántico rompe con las estrictas reglas
del teatro neoclásico. Éstas son sus características,
que se basan en la libertad como principio creador:
-no se respeta la regla de las tres unidades (acción, espacio y
tiempo).
-mezcla
lo cómico y lo clásico.
-uso de una rica polimetría.
-se combina la prosa y el verso.
-las
obras no se dividen en actos sino en jornadas,
que suelen ser cinco ( aunque esto
es variable) y que se dividen a su vez en escenas
que llevan títulos efectistas.
-las acciones suelen ambientarse en
épocas pasadas, fundamentalmente la Edad
Media, y se recurre a acontecimientos históricos
y legendarios.
-los temas
fundamentales serán el amor, siempre
truncado, y el sino, un destino
adverso que persigue al héroe y llena su vida de sufrimiento y de dolor.
-en cuanto a los personajes, el héroe
romántico está definido por el misterio y la pasión fatal: un destino adverso le persigue. Es ángel y demonio a
un mismo tiempo (satanismo). La heroína
romántica es un ser divinizado capaz del mayor heroísmo y sacrificio, pero
predestinada a la muerte desde el mismo momento en que decide amar.
-es un teatro muy espectacular que busca conmover al espectador a través de duelos,
escenas violentas, suicidios, muertes y ambientes nocturnos, tormentosos y
sepulcrales.
Todas estas características no se dieron
con la misma intensidad en todos los dramas. Hay primero una introducción, después un momento de plenitud y exaltación
frenética y finalmente, truncada la trayectoria romántica, triunfa el drama
histórico. Los dramas más
representativos son:
-La conjuración de Venecia, Martínez
de la Rosa (1834).
-Macías, Larra (1834).
-Don Álvaro o la fuerza del sino,
Duque de Rivas (1835). Supuso el triunfo del Romanticismo en España al combinar
en la obra todos los rasgos propios del drama romántico: el héroe rodeado de
misterio (nadie conoce su origen), la marginación, la superstición, la mezcla
de lenguaje culto y popular, el pesimismo, la melancolía, el satanismo y, sobre
todo, el destino adverso que se impone a la voluntad del hombre. Don Álvaro
finalmente acaba suicidándose gritando que es el demonio.
-El Trovador, García Gutiérrez
(1836).
-Los amantes de Teruel, E. Hartzenbusch
(1837).
-Don Juan Tenorio, José de
Zorrilla(1844). Recupera el mito de Don Juan creado por Tirso de molina, pero
si éste condena al pecador al infierno, Zorrilla aporta una novedad: la salvación por el amor. Doña Inés es
ese ángel de amor que logra la salvación del libertino. Tras una vida de
fechorías (recordemos que al comienzo de la obra él y don Luis han hecho una
apuesta que ganaré aquel que más mujeres haya burlado y más duelos haya ganado)
se enamora de Doña Inés, pero ni don Gonzalo, padre de Inés, una joven novicia,
ni don Diego, su propio padre, están dispuestos a permitir ese matrimonio. Tras
asesinar a don Luis y a don Gonzalo huye a Italia. Inés, muere de amor. Al
regresar a Sevilla, invita a cenar a la estatua de don Gonzalo, que se presenta
en la cena y le advierte de que va a morir. Arrepentido, finalmente logra
salvar la condena al infierno.
3.3.
LA PROSA ROMÁNTICA
En
la primera mitad del siglo XIX hay que destacar el desarrollo de todo un entramado editorial que posibilitó las
publicaciones periódicas, así como la publicación de fragmentos de obras
extranjeras y la crítica literaria. Naca la figura del redactor y los escritores pueden empezar a vivir de su trabajo en
prensa. Los géneros más destacados
fueron:
-la
novela histórica. Destacan El doncel de don Enrique el doliente
de Larra y Sancho Saldaña de Espronceda. Los hechos se ubican en un pasado
lejano, fundamentalmente la Edad Media, y sus personajes no son grandes figuras
históricas sino personajes de segunda fila o inventados.
-novelas
sentimentales y de terror (importante la influencia de la novela gótica
inglesa).
-leyendas.
Suponen la expresión de la cultura popular y el gusto por lo sobrenatural y
misterioso. Sin duda las más famosas son las de Bécquer, cuya acción sitúa en
tiempos lejanos, fundamentalmente la Edad Media (El rayo de luna, El monte de las ánimas u Ojos verdes) , y en
espacios naturales o sagrados, ruinas o monasterios, no
contaminados por la razón o la civilización y propicios a la imaginación y al
misterios. Prefiere los escenarios nocturnos,
tormentosos o sepulcrales. Los protagonistas son casi siempre jóvenes enamorados impulsivos e imprudentes,
y damas hermosas pero que son perversas
(Beatriz) o mujeres ideales e
inalcanzables (la protagonista de Ojos
verdes o El rayo de luna). Son
relatos breves con los que crea un nuevo género: la leyenda lírica o poemas en prosa.
-artículos
de costumbres. Vinculados también a la prensa periódica, el costumbrismo es un género esencial ya
que, al intentar recrear o describir personajes (tipo), situaciones (de escena)
y costumbres de la vida colectiva de España, suponen el antecedente del realismo que estaba por llegar. Junto a
un costumbrismo más conservador, representado por Mesonero Romanos y Estébanez
Calderón, se alza sin duda la figura de:
MARIANO
JOSÉ DE LARRA
Representa
un costumbrismo progresista ya que
pretendía, con un afán reformador,
analizar los males de la patria para poder remediarlos. Tiene una intención crítica y lo que hace es crear tipos caricaturescos para que, aquellos que
se vieran reflejados en él, se corrigieran los defectos. Ataca, con intención
de avispa, los vicios nacionales
como la pereza o la pedantería. Sus artículos se clasifican en: de costumbres y crítica social, de crítica
literaria y políticos.
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